miércoles, 24 de noviembre de 2010

Flaco


Hubo un tiempo en que "Flaco" tenía un nombre de verdad como esos que se llaman José, Daniel, Roberto o Arturo.  Pero ya se lo olvidó. Es lo que pasa cuando no te visitan y no tenes a nadie con quien hablar. Alguna vez intentó tener una vida mejor. No otra porque no tuvo ninguna anterior. Esta no es una de esas historias normales en las que alguien nace, vive, le pasan ciertas cosas, se muere, pierde tejido muscular y piel y termina como un esqueleto. Nada de eso. Flaco nació esqueleto y por ahora no se murió; aunque a veces se queje de "morirse de aburrimiento", lo hace tan solo en sentido figurado. Desde muy chico fue despreciado por sus propios padres por faltarle piel y carne. Se escondió largo tiempo en un cementerio hasta que un día se hartó y se decidió a buscar trabajo. El modelaje parecía lo más acertado para su figura así que se orientó hacia ese rubro con mucho éxito algunos años. Lamentablemente los estándares de belleza volvieron a cambiar y fue despedido por obeso. Una vez superada su etapa de anorexia y depresión se quiso dedicar a la actuación cinematográfica. Pero sobre-actuaba mucho y no quedó en ningún casting. Recibió críticas muy duras que terminaron de pisotear su -a esta altura ínfimo-ego. En los `80 consiguió un trabajo en el "tren fantasma" del Italpark que no le gustaba tanto pero le servía para mantener algunos vicios como la quiniela y el chimichurri. Principalmente no le gustaba la filosofía de trabajo del lugar. Por ejemplo no lo dejaban descansar cuando no había clientes sino que lo mandaban a hacer tareas de mantenimiento de las que no entendía nada.  Luego vino el desastre que todos conocen y chau Italpark. En los `90 logra recuperar la esperanza al formar una banda de punk rock llamada "Belleza Putrefacta" que tuvo mucho éxito (en especial se escucharon en todo el mundo sus covers de los Ramones y Misfits). A raíz de esto se convirtió en una personalidad muy popular y se adaptó muy bien por primera vez. Tenía amigos, novia, planes para el futuro, etc. Sin embargo esta sensación le resultaba tan rara que nunca logró hallarse y terminó aislándose de todos y volviendo a su cementerio. Cuando se pasa de aburrido suele hacer algunas bromas de mal gusto para asustar a los que van a visitar a sus familiares, como salir del cajón sorpresivamente o consolar el hombro de alguna viuda con su mano huesuda para que la mujer al voltear y verlo pegue gritos tremendos. A pesar de que muchos ponen en duda sus intenciones él dice que esto suele ayudar mucho a desestructurar esas situaciones dramáticas, llegando incluso a provocar carcajadas...a sí mismo por supuesto.

1 comentario:

  1. Leí este cuento escuchando a Spinetta porque soy re coherente. Cementerio Blues

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